viernes, 23 de diciembre de 2011

What Did You Expect From The Vaccines? - The Vaccines


No hay nada nuevo, nada. Pero hay de todo. No es un disco sorprendente en cuanto a la posible innovación que podría aportar a un género para mí tan cerca de quemarse como es el indie. No pretendo decir que deje de escucharse o venderse, pero si que la cota de variación musical que tiene es tan limitada que creo que ya esta siendo sobreexplotado.
El caso es que el primer, y hasta la fecha único, disco de The Vaccines no aporta nada realmente nuevo al panorama del indie, pero si que vale como una especie de magnífico resumen de lo que la primera década del milenio nos ha dejado, y esto para abrir la siguiente. Tiene partes en las que suenan a los primero Strokes, creadores, en mi humilde opinión, del género que nos atañe (con el permiso de The Libertines); otras veces como Arcade Fire y otras como los Sex Pistols, a los que nadie llamó en este entierro.
El trabajo es más que notable, pues a los chavales no les falta talento. Un par de pildorazos anfetamínicos como Wreckin Bar o Noorgard revolucionan a cualquiera y recuerdan al punk de los mismísimos Wire; con Wetsuit demuestran que saben seguir el ritmo de Arcade Fire con la percusión, el órgano y las canciones más melódicas; y Post Break-Up Sex o If You Wanna te hacen añorar el This Is It de los Strokes.
Si es cierto que es un disco más que entretenido y que el grupo merece menciones en festivales, críticas y seguidores del género; pero no deja deja de ser un mix de las limitadas experimentaciones que se han vivido desde 2001 de lo mismo.
Con este disco que califico de resumen de tendencias indie, podría decirse que el género ha muerto. Repito, que seguirá vendiendo, seguirá habiendo grupos, y seguirá habiendo seguidores, pero si alguien tiene una idea de por donde pueden ir los tiros del futuro del mainstream, que me lo digan, porque yo veo una continua influencia circular que terminará por sobrecargar el género.

Puntuación: 7

viernes, 4 de noviembre de 2011

Definitively Maybe


La primera obra maestra (y puede llegar a decirse que la única) de Noel Gallagher. Pueden preguntar en Inglaterra, es una plaga, el disco más contagioso y sintomático de los años 90. Quizás el grunge movió más que Oasis por ser un verdadero movimiento musical, pero que los 5 de Manchester fueron algo más que un grupo está muy claro. La adoración en las islas fue algo masivo, digno de un equipo de fútbol; sus incondicionales iban a sus conciertos a mostrar pleitesía, y así lo hicieron durante los 15 años que duró la banda, aún a pesar de sus bandazos musicales posteriores. Toda la adoración producida por la banda de los hermano Gallagher no es casualidad, sino producto de su primera trabajo, uno de los discos más infecciosos de la historia de la música. Es totalmente irresistible: melodías robadas de los Beatles distorsionadas, un cantante con un prodigio por garganta (aunque carezca de demasiada interpretación), letras pegadizas, y todo tocado a todo volumen. La verdad es que la portada no podía haber sido escogida mejor, gente normal con música, fútbol y vino a su alrededor, el grupo del pueblo. Ese fue el éxito de oasis, su accesibilidad sin caer en la comercialidad y manteniendo sus raíces de rock clásico.
Rock N' Roll Star resume la actitud de la "banda más grande del mundo" en palabras de sus líderes; Live Forever es probablemente lo mejor del disco, mostrando una simplicidad bestial para componer una canción de cánones clásicos del rock traída a los 90 de la mejor forma posible, y con un Noel en guitarra que apabulla a cualquiera; Supersonic es absolutamente irresistible; Cigarrettes and Alcohol atronadora si no se construyese sobre un riff extraído del "Get It On" de T.Rex; Slide Away hace sonar la voz de Liam como rara vez ha llegado sonar; y Married with Children es la pizca de ironía que faltaba al disco.
Aunque se vendió menos que los 2 trabajos posteriores de Oasis, este es no solo el más absorbente, sino también el más coherente y el más puro y crudo. Blur cayó en la guerra totalmente absurda del britpop ante los gigantes de Manchester, porque Noel tenía la receta de un virus que se convirtió en pandemia entre la población y que a él le hizo rey del imperio, casi, como los Beatles.
Puntuación: 8.50

domingo, 7 de agosto de 2011

Cuestión de himnos

Viendo la programación de la VH1, me llamó la atención el título del programa dedicado a música de los 90, Smells Like The 90’s. Al momento (exactamente igual que al resto de la población mundial), me vinieron a la cabeza imágenes del icónico videoclip de Nirvana. En seguida empecé a reflexionar sobre cómo pudo sintetizarse tanto (y tan bien) el espíritu de toda una década, llegando a alcanzar la categoría de himno de la llamada generación X. La ropa desgarbada y deshilachada, los vaqueros rotos, y el espíritu destructivo, rebelde y a la vez depresivo, fueron captados en escasos 4 minutos de video a la perfección, y movilizados de manera inigualable por el grunge. Uno de los grandes méritos de Nirvana, y de Kurt Cobain por extensión, fue el movilizar a toda una nueva hornada de chavales, que no solo estaban faltos de una súper estrella carismática, sino también de un estilo musical que marcase el cambio de década. Por ello, uno de los puntos a favor de el líder de Nirvana como compositor y guitarrista fue el sacarse de la chistera la enésima revolución musical de la música del siglo XX.

Pero esto no se escribe con el fin de alabar a Cobain, sino que se hace con el motivo del concepto de himno generacional. Pocas canciones trascienden tanto como para considerarse himno de una generación, pero smells like teen spirit lo consiguió con los adolescentes de los 90. Para llegar a este rango, no solamente necesitas que tu canción sea buena, de hecho no hace falta que esté entre lo mejor de la década (hablando de forma estrictamente musical), pero si tienes que marcar la pauta de toda una generación, y llegar a todo el mundo, desde los rockeros hasta los aficionados al baile, pasando por raperos y reggaes. Para ser himno tiene que ser bueno, tiene que ser mundialmente conocido, sonar hasta la saciedad en lugares públicos, y tener ese toque de tema tarareable y fácilmente reconocible. Son muchos requisitos, por eso no pueden componerse deliberadamente.

Yo nací en los primeros años de los 90, por lo que el programa de VH1 me hizo pensar: “Joder, nosotros no tenemos algo así, no tenemos algo que de verdad represente nuestra década”. Esa fue mi primera reacción. Poniéndome a buscar no tardé en dar con la clave: Seven Nation Army. ¿Alguien puede decirme una cancion más tarareada en lo que va de los 2000? ¿Alguna que conozca más gente? ¿Alguna otra que al escucharla, de verdad, tenga esa intensidad que requiere un himno?. Estoy casi seguro de que no existe otra. Quizás las tendencias de moda, de las que no soy experto, no se reflejen tanto en el video de los White Stripes como se hacía en el de Nirvana, pero si refleja la década. Refleja que la forma de llegar a mucha parte de la población es la música electrónica (tiene casi tantas versiones techno como Yesterday de los Beatles versiones de rock). Se ha esparcido incluso en el mundo del fútbol. Seven Nation Army ha llegado también a ser uno de esos cánticos requeridos por cualquier hinchada futbolística del planeta. Se ha adscrito a los canturreos de tono borracho de las aficiones de los estadios y plazas como otras musiquitas ya olvidadas. Por todo esto ha llegado a todas las esquinas del planeta.

Igual que justificaba la grandeza de Kurt Cobain como guitarrista anteriormente, Jack White merece la misma consideración. Quizás no movió a las masas con un nuevo estilo musical (ya que, al fin y al cabo, toca un blues ultra electrizado y pasado por su garage), pero si las movió, ya sea en un concierto, en una macro discoteca o en un estadio de fútbol, con un himno, el himno de la década. Y eso, desde luego tiene mucho mérito.

viernes, 3 de junio de 2011

In Your Honor - Foo Fighters


Un buen esfuerzo. De poco más se puede calificar el excesivamente largo doble CD de Foo FIghters. El largo período de grabación y los sobrehumanos esfuerzos de Dave Grohl y los suyos por crear algo nuevo dieron con demasiadas canciones y, aunque sea uno de sus mejores trabajos, un disco lago de más.
Quedan difuminadas las buenas canciones del disco por otra mediocres y relativamente parecidas a las que brillan, dejando un sabor repetitivo en el oyente. El primer disco, mucho mas duro (como ellos ponen en el CD: "One loud. One not so loud"), comienza con una canción homónima que vale como introducción. Le siguen 3 temas que son de lo mejor del disco: la contundente No Way Back, el apasionante Best Of You, que se erige quizás como lo mejor del CD; y la notable DOA. A partir de ahí prácticamente se acaba el CD "loud". El grupo aún da signos de vida con las mediocres Hell, The Last Song, Resolve, pero nada excesivamente destacable.
El segundo CD es claramente acústico y relajado, pero tiene todavía menos chicha que el primero. Miracle contagia, VIrginia Moon es un jazz al más puro estilo Norah Jones (que de hecho ella versionaría en 2010), y Razor es tremendamente personal. Poco más llama la atención en la segunda parte.
En lugar de quedar, como ellos pretendían, en obra magna del grupo, acabó siendo un disco más de este grupo, que aunque relevante, nunca llegó a dar el salto de calidad para ser considerado en verdadero grande, ni siquiera la continuidad de trabajos como The Colour and The Shape. Confirma al grupo estadounidense como una sombra más de Nirvana, que cada vez se difumina más.
PUNTUACIÓN: 6.25

domingo, 13 de marzo de 2011

Elephant


¿Son los años 60?, ¿70?, ¿sigue el blues de moda?. Para nada, es solamente la ambición retro de Jack White, al cual no le importaría que sus contemporáneos musicales fuesen The Yardbirds, Rory Gallagher o Free. El líder y guitarrista del grupo de Detroit se obcecó tanto en que el sonido de este disco fuese rudimentario, que decidió grabarlo en un estudio casi dejado de la mano tecnológica de Dios en Londres, con grabadoras de 8 pistas entre otros detalles. El resultado, un trabajo que confirmó a The White Stripes como unos verdaderos elefantes del rock en esta década falta de verdaderos iconos del circo del Rock and Roll.
Elephant suena como si el pop y el blues de los 60 fuesen conectados a un cable de alta tensión que les trasladase al nuevo milenio. La electrizante guitarra de White con el toque de garage que tiene la atmósfera del disco nos recuerda que el disco es del año 2003. Seven Nation Army, no es la canción más definitoria del disco en cuanto a estilo, pero si la más exitosa, pues ha llegado a convertirse en un himno incluso de los estadios de fútbol; y deja claro el rock and roll que el disco desborda por los cuatro costados con los punzantes solos de Jack. In The Cold Cold Night, con la batería Meg White como vocalista representa la influencia pop del grupo, y ayuda a afianzar el concepto amoroso de desolación del que trata el disco. Ball And Biscuit es puro blues destilado por la guitarra roja característica de Jack, que entre su música y su pelo, cada vez da mas pistas de que realmente está conectado a un cable de alta tensión.
Un disco con concepto, el amor y desamor entre dos jóvenes (en parte típico del blues), pero adaptado a los tiempos, con un joven del Ghetto y una chica tatuada y con piercings (en palabras de Jack); y añadiéndole la protección paterna a los problemas amorosos de los jóvenes. Este concepto, sin ser algo novedoso, une las raíces del Rock and Roll con este milenio, por medio de 14 canciones sin desperdicio alguno. Desde la versión I Just Don't Know What To Do With Myself hasta Girl, You Have No Faith In Medicine, pasando por The Hardest To Button el disco es una obra maestra de la década; que supuso la cumbre de la pareja de Detroit.
En mi opinión de lo mejor que ha dejado la década de los 2000, y desde luego lo que más huele a Rock and Roll puro desde cosas como Oasis o Foo Fighters. Una más que grata pieza, que contrasta con la gradual bajada que tuvo el conjunto en sus álbumes posteriores, en los cuales se hecha de menos la tensión de Jack. Durante unos momentos, 2003 fue 1965.
Puntuación: 8.5

viernes, 11 de marzo de 2011

Parachutes


El debut de Coldplay no fue moco de pavo. Intensidad adornada acústicamente con una armonía digna de los Radiohead post Pablo Honey. La delicadeza de las composiciones de Chris Martin y compañía trasladan al oyente a un ambiente de relajación, pero con una potencia oculta, como un volcán a punto de entrar en erupción.
La apertura del disco, llevada por Don't Panic, anuncia precisamente lo que estaba diciendo, pero sin la fuerza característica del resto de canciones; guitarras acústicas unidas a la susurrante voz de Martin, a toques de guitarra dignos del mismísimo John Frusciante y a pianos y teclados como fondo melódico, todo unido con precisión milimétrica para no exceder la instrumentación y forzar la delicadeza del trabajo.
En Shiver, el volcán comienza a dar signos de vida, quizás solo palpitando, pues podría haber llegado a ser el tema central del disco con el magnífico riff que abre la canción, que finalmente quedó tapado por varias partes de la canción algo mediocres. Aún así, su estribillo y el riff comentado lo convierten en pieza fundamental de este trabajo. Spies oculta más que la anterior la potencia del disco, pero es una composición mucho más entera y más estructurada, en la que el grupo deja ver sus mejores cualidades.
Finalmente la erupción llega con el tema más importante del disco, Yellow. Sólo escuchando el comienzo, sabes que estás ante algo grande. Ahí si llega el punto álgido, con una canción emotiva, llena de fuerza y rebosante de guitarras que llegan a transmitirte el amor del que Chris Martin habla en la letra. No se acaba ahí el disco pues a Yellow le sigue Trouble, que marca el camino que seguirían en el siguiente disco, A Rush Of Blood To The Head; con un piano como elemento principal del tema y una atmósfera sosegada, que es la incertidumbre posterior a la erupción; ¿ha pasado ya todo?; pues sí. Prácticamente se acabó el disco, la segunda mitad, en comparación con la primera es algo decepcionante, aunque no son desperdiciables temas con High Speed, pero sin nada especial.
Una pena que el grupo inglés no haya continuado el camino que marcaban con este disco, no porque hayan sido deficientes sus siguientes trabajos, sino por la progresiva pérdida de ese sonido acústico que transmite este disco. Buena forma de debutar y abrir, de paso, el milenio.

Puntuación: 7.5

viernes, 7 de enero de 2011

Here Comes The Sun - The Beatles

"Here Comes The Sun" es una canción de The Beatles escrita por George Harrison, en un periodo en el que había abandonado la banda temporalmente, había sido arrestado por posesión de drogas (concretamente de marihuana) y le habían quitado las amígdalas, alejándose de todos esos sucesos. Vería la luz en el álbum "Abbey Road" de 1969 (uno de los últimos de la banda).
En su creación tiene mucho que ver Eric Clapton, amigo de Harrison, ya que el puente de la canción es similar al rift de una canción que surgió de la colaboración de ambos amigos llamada "badge" que fue gravada por Clapton y el grupo Cream. Harrison cuenta en "The Beatles Anthology" como estando harto de como se estaban volviendo las cosas en Apple, situación que describe como un invierno que parece no acabar y que necesita de la llegada de la primavera, un día decide irse de allí e irse a casa de su amigo Clapton. Estando allí se da cuenta de que ya no tiene alrededor a los estúpidos contables de Apple sintiéndose aliviado, se pone a dar vueltas al jardín con una acústica y compone Here Comes The Sun. Es esa sensación de paz y alivio lo que nos transmite esta canción cada vez que la escuchamos, demostrando el gran compositor que fue George.
En esta canción Harrison es la voz principal, toca la acústica y el Moog modular, Paul toca el bajo y hace los coros y Ringo toca la batería. Lennon está ausente en esta canción, la orquestación es anónima.
Como dato curioso se la quería mandar al espacio en el Voyager Golden Record, disco que sería incluído en el programa Voyager con el que se pretendía mandar al espacio una prueba de la identidad y logros de la humanidad. Los Beatles estuvieron de acuerdo en incluirla en el disco para mandarla al espacio pero EMI no cedió los derechos y en 1977 cuando despegó la nave la canción no fue con ella.
Existen varias versiones de la canción, entre los artistas que han versionado este tema podemos ver por ejemplo a Bon Jovi y a Richie Havens. Algunas versiones:




A parte de estas versiones que han salido en conciertos y discos, la canción también aparece en películas como por ejemplo The Parent Trap y Bee Movie.

Bueno, por último dejarsos con la versión original de la canción de Harrison.

Dark Side Of The Moon

No podría encontrar una forma mejor de inaugurar este blog (por mi parte), que con un trabajo de Pink Floyd, y concretamente con Dark Side Of The Moon. Jamás he encontrado, ni creo que llegue a encontrar, un disco que sintetize la vida de cualquier persona de forma más perfecta. Un disco como este, no solo por su calidad musical, sino también por sus letras, sus temas, su despliegue de efectos y una experimentación jamás vista; consigue una cierta intemporalidad, que hace que perviva década tras década. Lejos quedaron los 70 con el rock progresivo, sus teclados, el glam rock, la explosión del punk, ...; pero este disco sigue siendo relevante e influyente para que se pueda considerar músico.
En la carrera del cuarteto (que un día fue quinteto) británico, este trabajo confirma su llegada al estrellato, a un nivel o status de superestrella del rock, a imagen mundial de la música, compitiendo con artistas de altos vuelos como Led Zeppelin, The Who, The Rolling Stones, David Bowie, y otro lago etcétera de genios musicales que se pusieron de acuerdo para crear una atmósfera de creación y experimentación musical inimaginable y que, por desgracia, será difícil de repetir. Y esto del estrellato lo confirman cosas como que permaneció 749 semanas (nada menos que unos 14 años) en la lista Billboard (siendo el que más permaneció en la historia), y vendió la "ridícula" cantidad de 45 millones de copias. Casi nada.
Dejando a un lado las ventas y récords, en la carrera del grupo este disco consigue que sus 6 años anteriores se condensen, consiguiendo una obra de arte magnífica. 6 años desde el lanzamiento de The Piper At The Gates Of Dawn, 6 años de experimentación (no solo con instrumentos musicales), 6 años de trabajos más o menos importantes (Meddle, More, Ummagumma,...), y de no encontrar realmente un sonido característico para la banda.
Se podría decir que la semilla de la que aflora Dark Side, es la maravillosa Echoes, que ocupaba una cara entera en el LP Meddle (1971), con sus más de 20 minutos de duración. Esos pasajes instrumentales, experimentación, psicodelia, slide guitars, efectos, teclados, solos, etc; son la base del fundamento de los temas del disco del que hablo. Las armonías vocales de David Gilmour y Ricky Wright, unidos a sus trabajos en guitarra y teclados respectivamente; las letras filosóficas de Roger Waters, la percusión de Nick Mason y un espectacular trabajo de producción de Alan Parsons, consiguen hacer de este trabajo un punto de inflexión en la carrera de la banda.
Pero todo este lenguaje musical que uso y esos nombres como Rock progresivo, slide guitar,... bufff, muy complicado, muy aburrido. Y esta etiqueta la lleva también Pink Floyd. Perfeccionistas hasta la saciedad, devotos de canciones instrumentales y solos casi interminables (para mi interminablemente perfectos); tuvieron siempre una recepción de algo así como: "Para escuchar esto hay que echarle tiempo y ganas eh". Pues quizás para este disco no tanto. Si que es cierto que para la mayor parte del público, el repertorio del grupo se limita a títulos más accesibles como la melancólica Wish You Were Here, o Another Brick In The Wall (Part 2); pero este disco es accesible a cualquiera. Y lo muestran las ventas que antes recordaba, catapultadas por el hit "Money", que la empresa Capitol convirtió casi en himno.
Pero este disco no se limita a Money. Abre con una carga infernal de sintetizadores y efectos llamada Speak To Me, que posteriormente fue unida a la canción siguiente: Breathe (o Breathe In The Air), que marca la pauta sonora del disco. La siguen una de las canciones más relevantes del disco (si es que alguna no lo es), Time. Comienza con unos relojes que Parsons grabó en una tienda, continúa con una apabullante guitarra de Gilmour, y termina con un reprise para Breathe; y todo esto con letras y simbolismo que hablan acerca del paso del tiempo y la muerte. The Great Gig In The Sky, pieza instrumental compuesta en gran parte por Richard Wright, da paso al hit del que hablé antes, Money. Un riff pegadizo, un compás extraño, una letra sencilla pero directa, rematado todo con un cambio de compás y un solo de David Gilmour dan forma al, probablemente, mayor éxito de la banda. A Money le sigue Any Colour You Like, otra instrumental que puede transportar a cualquiera al mundo de psicodelia de principios de los 70. Por fin, el disco es terminado con dos canciones que gana mucho juntas: Brain Damage y Eclipse. Brain Damage, poema a la locura del anterior líder de los Floyd, Syd Barrett, y a genialidad de ser diferente, sigue el hilo musical del disco; que de alguna forma se rompe con Eclipse. Olas de sintetizadores orquestación magnífica componen una canción que, con la voz de Roger Waters, consiguen que dejes el disco con una final satisfacción casi inmejorable.
Es un disco con canciones sencillas, incluso poco propias de los Floyd, que agradan a cualquiera y que llegan a todos, por su música y su letra. Roger Waters plasmó aquí todas las inquietudes suyas, que pueden ser extendidas a cualquiera en la tierra, desde la codicia al imparable paso del tiempo, pasando, como no; por la locura, en recuerdo a su excompañero Syd. Que el título primitivo fuese Eclipse (A Piece For Assorted Lunatics), da a entender mucho de lo que hay detrás de este trabajo.
Termina la última canción con la frase: "No hay lado oscuro de la luna, de hecho, es toda oscura". Enésima reflexión del grupo para una obra maestra del Rock and Roll.