domingo, 13 de marzo de 2011

Elephant


¿Son los años 60?, ¿70?, ¿sigue el blues de moda?. Para nada, es solamente la ambición retro de Jack White, al cual no le importaría que sus contemporáneos musicales fuesen The Yardbirds, Rory Gallagher o Free. El líder y guitarrista del grupo de Detroit se obcecó tanto en que el sonido de este disco fuese rudimentario, que decidió grabarlo en un estudio casi dejado de la mano tecnológica de Dios en Londres, con grabadoras de 8 pistas entre otros detalles. El resultado, un trabajo que confirmó a The White Stripes como unos verdaderos elefantes del rock en esta década falta de verdaderos iconos del circo del Rock and Roll.
Elephant suena como si el pop y el blues de los 60 fuesen conectados a un cable de alta tensión que les trasladase al nuevo milenio. La electrizante guitarra de White con el toque de garage que tiene la atmósfera del disco nos recuerda que el disco es del año 2003. Seven Nation Army, no es la canción más definitoria del disco en cuanto a estilo, pero si la más exitosa, pues ha llegado a convertirse en un himno incluso de los estadios de fútbol; y deja claro el rock and roll que el disco desborda por los cuatro costados con los punzantes solos de Jack. In The Cold Cold Night, con la batería Meg White como vocalista representa la influencia pop del grupo, y ayuda a afianzar el concepto amoroso de desolación del que trata el disco. Ball And Biscuit es puro blues destilado por la guitarra roja característica de Jack, que entre su música y su pelo, cada vez da mas pistas de que realmente está conectado a un cable de alta tensión.
Un disco con concepto, el amor y desamor entre dos jóvenes (en parte típico del blues), pero adaptado a los tiempos, con un joven del Ghetto y una chica tatuada y con piercings (en palabras de Jack); y añadiéndole la protección paterna a los problemas amorosos de los jóvenes. Este concepto, sin ser algo novedoso, une las raíces del Rock and Roll con este milenio, por medio de 14 canciones sin desperdicio alguno. Desde la versión I Just Don't Know What To Do With Myself hasta Girl, You Have No Faith In Medicine, pasando por The Hardest To Button el disco es una obra maestra de la década; que supuso la cumbre de la pareja de Detroit.
En mi opinión de lo mejor que ha dejado la década de los 2000, y desde luego lo que más huele a Rock and Roll puro desde cosas como Oasis o Foo Fighters. Una más que grata pieza, que contrasta con la gradual bajada que tuvo el conjunto en sus álbumes posteriores, en los cuales se hecha de menos la tensión de Jack. Durante unos momentos, 2003 fue 1965.
Puntuación: 8.5

viernes, 11 de marzo de 2011

Parachutes


El debut de Coldplay no fue moco de pavo. Intensidad adornada acústicamente con una armonía digna de los Radiohead post Pablo Honey. La delicadeza de las composiciones de Chris Martin y compañía trasladan al oyente a un ambiente de relajación, pero con una potencia oculta, como un volcán a punto de entrar en erupción.
La apertura del disco, llevada por Don't Panic, anuncia precisamente lo que estaba diciendo, pero sin la fuerza característica del resto de canciones; guitarras acústicas unidas a la susurrante voz de Martin, a toques de guitarra dignos del mismísimo John Frusciante y a pianos y teclados como fondo melódico, todo unido con precisión milimétrica para no exceder la instrumentación y forzar la delicadeza del trabajo.
En Shiver, el volcán comienza a dar signos de vida, quizás solo palpitando, pues podría haber llegado a ser el tema central del disco con el magnífico riff que abre la canción, que finalmente quedó tapado por varias partes de la canción algo mediocres. Aún así, su estribillo y el riff comentado lo convierten en pieza fundamental de este trabajo. Spies oculta más que la anterior la potencia del disco, pero es una composición mucho más entera y más estructurada, en la que el grupo deja ver sus mejores cualidades.
Finalmente la erupción llega con el tema más importante del disco, Yellow. Sólo escuchando el comienzo, sabes que estás ante algo grande. Ahí si llega el punto álgido, con una canción emotiva, llena de fuerza y rebosante de guitarras que llegan a transmitirte el amor del que Chris Martin habla en la letra. No se acaba ahí el disco pues a Yellow le sigue Trouble, que marca el camino que seguirían en el siguiente disco, A Rush Of Blood To The Head; con un piano como elemento principal del tema y una atmósfera sosegada, que es la incertidumbre posterior a la erupción; ¿ha pasado ya todo?; pues sí. Prácticamente se acabó el disco, la segunda mitad, en comparación con la primera es algo decepcionante, aunque no son desperdiciables temas con High Speed, pero sin nada especial.
Una pena que el grupo inglés no haya continuado el camino que marcaban con este disco, no porque hayan sido deficientes sus siguientes trabajos, sino por la progresiva pérdida de ese sonido acústico que transmite este disco. Buena forma de debutar y abrir, de paso, el milenio.

Puntuación: 7.5